LA LLEGADA A CASA DE LA ENCANTADORA PININA
En un fin de semana muy especial, un Sábado en que como Madre, queriendo complacer con cada capricho de mis hijos, en uno de esos días que eres capaz de bajarles la Luna y las Estrellas. Mi hijo mayor se había enamorado por primera vez, y su ilusión era el regalarle a su Novia una pequeña mascota, específicamente una pequeña Schnauzer. Es en este momento empieza la maravillosa historia de cómo vino a formar parte de nuestras vidas mi encantadora Pinina.
Como les decía, desde ese instante el deseo de mi hijo mayor debía hacerse realidad y empezó la búsqueda de la perrita Schnauzer, primero lo hicimos con nuestras amistades, luego salimos a los lugares de venta de mascotas, recorrimos algunos de ellos; pero el precio era demasiado, salía de nuestro presupuesto, ya que como era época de Diciembre, estaba muy cerca la Navidad y Año Nuevo, bueno los días transcurrieron y los fines de semana nos dedicábamos a nuestra búsqueda de la pequeña Schnauzer.
Un cierto día mi hija pequeña, llegaba de su escuela y nos había comentado que una compañera estaba vendiendo una perrita Schnauzer, y claro su deseo era ayudarle a su hermano, así que le pedimos que concretara para el siguiente fin de semana para conocerla. Llegó el fin de semana y la familia entera nos trasladamos al lugar, la pequeña perrita era de color negro con gris, en realidad cuando la vimos por primera nos cautivaron sus ojos y creo que a ella le simpatizamos desde el primer momento, así que sin pensarlo dos veces hicimos la compra de la perrita, muy amablemente su anterior dueña nos entregó todo su menaje y al otro día lo primero que hicimos comprarle una cama para nuestra huésped, puesto que iba a pasar algunos días junto a nosotros.
Bueno los días fueron transcurriendo entre sonrisas y juegos, cada día nos deleitaba con sus ocurrencias, mis hijos la mimaban y le llevaban a todas partes como que fuera una muñequita de peluche, Papá, Mamá, toda la familia nos íbamos encariñando con la graciosa Pinina, era el nombre que le habíamos escogido, mientras duraba su estadía en casa. La graciosa perrita, también nos sacaba de quicio, sobre todo cuando hacía sus pequeñas travesuras; pero más eran sus genialidades que sus travesuras.
El tiempo se iba acortando cada día mas y en un abrir y cerrar de ojos llegó el día que la pequeña Pinina tenía que irse donde su nueva dueña. Ese día dejó de ser especial, fue una despedida muy mojada digo, puesto que hubo muchas lágrimas y lamentos por su partida, todos nos despedimos a nuestra manera, para no sentir tanto su ausencia, nos fuimos a acostar temprano, mi sueño no fue del todo placentero, me despertaba sobresaltada tratando de encontrarme con la mirada de la perrita y me volvía a dormir, como queriendo ya no pensar en ella.
Las horas fueron transcurriendo, hasta que llegó el fin de semana y mi primer pensamiento fue ¡cómo estará?, ¿habría podido dormir bien?, bueno fueron tantas y tantas interrogantes que venían a mi mente y en tan escasos minutos, hasta que me decidí a levantarme y preparar el desayuno familiar, para luego disponerme a realizar las tareas del hogar y con ello distraer mi mente. Sumida en mis pensamientos, escuché que tocaban la puerta de mi habitación, era mi pequeño Luis, el tercero de mis hijos, entró en la habitación, se acercó cariñoso y por momentos creo que sintió mi tristeza y con su sonrisa pícara se me fue acercando más y más y casi susurrándome en el oído me dijo Mami no estés triste, a que no adivina quién está aquí, le pregunté ansiosa quién pequeñito, quién, la Pinina mami, está en la habitación de mi ñaño. Como ustedes comprenderán fue grande mi alegría, por instantes no lo podía creer presurosa me dirigí al dormitorio de mi hijo y ahí estaba, ella ansiosa de darnos su saludo matinal, lo primero que hizo es dar vuelta al rededor suyo y alzando sus patitas de emoción bailaba y se revolcaba en el piso. Una vez calmada le llevé a que también desayunara y como agradecimiento nos daba su patita y nos trasmitía su alegría de estar de vuelta en su casa, con su familia.
Mi esposo, mis otros hijos no atinaban si sonreír o llorar de la felicidad, sólo sé que ese día fue uno de los días mas felices para todos, había regresado nuestra hermosa Pinina, ahora sí para quedarse con nosotros. Mi pequeña hija saltaba y la perrita le seguía el ritmo de sus saltos. Bueno para no quedarnos con la duda, vino el momento de las preguntas ¿porqué había regresado?, ¿qué pasó?, infinidades de interrogantes y nuestro hijo las resumió todas ellas en una sola respuesta, mi Novia no aceptó el hermoso presente. Fue así que Pinina por un deseo cumplido, llegó a nuestras vidas y cada día que ha transcurrido, su presencia nos ha llenado de mucha alegría y de regaños también, ese era ahora el segundo objetivo, educarle a nuestra nueva mascota.
Como son tantos los momentos gratos que hemos vivido con nuestra perrita, en las historias siguientes iré compartiendo cada una de ellas, lo importante de esta historia y el mensaje que les quiero trasmitir es que el perrito o la mascota que ustedes tengan en sus casas, son los amigos fieles, los que nos ayuden en aquellos momentos en que nos invade la tristeza o las preocupaciones y con tan sólo mirarles, sus ojitos tiernos, sus juegos, sus manifestaciones de amor, hace que en nuestro rostro se esboce una sonrisa. Ama a tu mascota y dale todo el cuidado y el amor que merece, son seres maravillosos que siempre estarán junto a ti, y será la experiencia mas grata que puede experimentar nuestra vida.
Pily
10-02-2015
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