domingo, 22 de febrero de 2015

UN DÍA EN LA VIDA DE MI AMIGA FIEL






Es una verdad tan grande y tan hermosa aquella frase, “QUE EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE, ES EL PERRO”, como también es verdad “ES TÚ AMIGA o AMIGO FIEL”.  Realmente como seres humanos a veces no llegamos a comprender como un animalito te cambia la vida, llena ese espacio en tu vida, te acompaña en las situaciones buenas y en las malas, puede pasar días junto a ti, sin que sienta cansancio, te acompaña al pie de tu cama cuando te sientes enfermo o enferma, a cada instante te demuestra el amor incondicional hacia su Amo.



Pinina es todo ello y mucho más, no deja de sorprenderme toda la entrega, me acompaña desde que despierta hasta que se duerme, siempre está pendiente de mis movimientos, es verdaderamente increíble y quiero compartir con ustedes el día junto a ella, mi amiga fiel.



Ahora el relato de su rutina y como es su día, cuando despiertas, cuando comes, cuando haces tus travesurillas o lo que te encanta y sueles hacer muy bien tus genialidades para llamar la atención, y el final del día, cuando ya exhausta se va a dormir.



LAS MAÑANAS DE PININA

En la mañana me despierto entre eso de las cinco, y entre sueños suelo escucharle a Pinina, que empieza a darse su aseo matinal, a veces creo que actúa como una gatita, comienza a lamerse sus patitas una y otra vez, luego se lleva hacia sus ojos o su cara y simula lavarse, esto lo hace como unas dos o tres veces, espera pacientemente en su cama, que vaya amaneciendo, se acerca sigilosamente a mi cama y en su primer intento de despertarme, comienza a dar vueltas y vueltas. 


Cuando mi sueño es ligero, la puedo sentir que empieza con sus patitas a llamar mi atención, si al primer intento no lo consigue, se recuesta en la alfombra y espera hasta que lo consigue pero a medias.



En intento de despertarme, se sube a la cama y empieza a lamer mi rostro, al principio me asustaba puesto que se ponía encima de mí y al abrir los ojos, lo primero que veía era su tierna carita muy cerca de la mía y al menor descuido empezaba a jugar y pedía su primera caricia del día, o me lamía.  En una ocasión comenzó a lamer mi mano, una y otra vez, a veces pienso que lo hace como si fuera ella mismo o uno de sus cachorritos. 



Bueno continuando con su rutina, si al primer intento consigue su objetivo, despertarme, a reglón seguido pide salir a la terraza, cuando empieza a inquietarse y hasta ala las cobijas para que me levante.  Pero mi sueño es más, sobre todo en el mejor sueño, si que se me hace difícil dejar la cama fácilmente, más aún si es de semana. 



Pinina, no para hasta conseguir, es tanta su insistencia, que con su cabecita empieza a indicarme la puerta de salida a la terraza, y mueve su colita como diciéndome gracias por abrirme para que yo salga.  Esta parte de su rutina diaria, me hace recordar la frase que siempre le digo, sólo te falta hablar Pini.



Al salir a la terraza, siento que disfruta del amanecer, al igual que Yo, se queda un buen rato, a cada persona que ve pasar junto a la casa, les ladra.  A veces pienso que es su saludo matinal a aquellas personas que suelen correr por la cuadra, o a los niños saliendo a su escuela.  Después de un rato, vuelve a entrar,  se recuesta nuevamente en la alfombra y espera que Yo, me levante a preparar el desayuno para la familia, y por supuesto  para ella también.



Así que empieza su ejercicio, salta, se desliza por debajo de la cama, vuelve a saltar, ladra que da contento, luego se sube y se baja de la cama, juega un rato con mis pantuflas, una de las cosas preferidas, con mis medias.  Simulo ponerle las medias como guantes, y en su intento de quitárselas empieza a frotarse en su rostro, luego de ello se acerca a la almohada y empieza a escarbar con sus patitas la sábana. 



Nuevamente se baja, da sus saltos de alegría y a ladrar se ha dicho, es mejor que alarma, despierta a toda la familia.  En mi intento de que no perturbe el sueño de los demás, le pido que no ladre, comienzo a acariciarle suavemente sus orejitas, esto le calma y me sigue a la cocina, pues sabe que es hora de desayunar, pongo en su plata su comida, su agua y se tranquiliza por un buen rato.



Cuando el desayuno ya está listo para mi familia, ella se encarga de subir nuevamente y entra primero a mi habitación, le despierta a mi esposo, luego a los niños y baja toda ella presurosa para seguir haciéndome compañía, recostada en la alfombra del comedor principal, junto a la cocina.



El resto de la mañana en su intento de seguirme a la hora de realizar los quehaceres de la casa, su ejercicio va en aumento, baja y sube tantas veces como lo hago Yo.  No exagero si bajo diez veces, ella también lo hace, si subo unas cuántas veces más, igual ella también lo hace.  Su deliciosa compañía hace que me sienta feliz, sobre todo cuando mueve su pequeña colita y de rato en rato me extiende sus patitas, como agradeciendo o diciéndome lo feliz que ella es junto a mí.  Le acaricio y me siento feliz que este junto a mí, acompañándome todas las mañanas, hace que me sienta bien. 


LAS TARDES DE PININA

Pinina es una perrita muy suspicaz, cuando ya sabe que es la hora de preparar un suculento almuerzo, está atenta a cualquiera de mis movimientos, ella sabe que le doy a probar alguna de las delicias que sé que le gusta y presurosa se acerca a comer.  Una vez que ha comido y saciado su sed, se recuesta por un largo rato en su cama, y es tan graciosa su forma de dormir, suele ponerse con sus patitas para arriba, las orejas medio recogidas de forma graciosa, y así permanece un buen rato, sus siestas de la tarde son muy placenteras.



EN UN DÍA DE AQUELLOS

Pinina me ha dado tantas muestras de amor, no le ha importado si hace frío o calor, así llueve, truene o relampaguee ella siempre está a mi lado.  Mi familia a veces no puede creer lo pegada que es a su Ama, deja hasta de comer por estar a mi lado, sobre todo en aquellos momentos en que me siento enferma, deprimida o tan sólo tengo deseos de descansar, ella está ahí, junto a mí.  Su fidelidad, me provoca tanta ternura, que al acariciarle tiernamente tato de trasmitirle, lo mucho que significa para mí y ella también a su manera me hace sentir lo mismo, a cada momento me trasmite su amor, es mi amiga fiel e incondicional.



LA NOCHE LLEGA Y ES HORA DE DESPEDIRSE

A veces quisiera contar cuántas veces sube y baja las escaleras en su intento de seguirme, cuántas veces se priva de ir a comer por esperar a que yo despierte o cuántas horas le ha tocado esperar en el sofá para recibirme.  Ahora mismo, que me encuentro escribiendo esta pequeña historia, está aquí junto a mí y como ya se acerca la hora de la cena, ella está pendiente de recibir también su ración, así que ahí está dando vueltas y vueltas, como esperando el momento propicio de deleitarse con su comida favorita. 



Pinina al final del día, cuando ya está todo en calma y nos disponemos a descansar, sube presurosa a su cama y su predilección es que le peine, se siente amada por todos y como no quererla, si a cada instante hace sus gestos tan simpáticos, se recuesta toda ella muy relajada y se queda dormida, plácidamente, creo en momentos exhausta de su caminata, de su ejercicio diario subir y bajar, o seguirme a todos lados, es como para agotar a cualquiera.



SU DÍA DE BAÑO

Un cierto día me hizo tanta gracia, era su día de baño, así que empecé a poner el agua caliente en su tina, cogí su shampoo, su toalla, su cepillo y como hacía un día muy soleado, quería bañarle en la terraza, cual mi sorpresa que se había escondido y por mas que le llamaba, no quería salir de su escondite; así que para convencerle tuve que llevarle su plato favorito, prometiéndole que le iba a dar, siempre y cuando se dejara bañar.



Mis hijos igual le llamaban, y hasta nos provocaba risa, definitivamente no quería bañarse, así que finalmente me ideé y la le llevé a la terraza para que tomara su baño.  Una vez ahí, se relajó y muy contenta se dejó bañar, luego sabía que tocaba peinarle para que se ponga muy guapa y olorosa.  Cuando ya estaba lista, se sentía toda ella contenta, hasta tal punto que corría de un lado a otro, como que quisiera que mis hijos la vieran, le puse un lacito en su cabecita y con una cara de consentida se fue acercando a mi hija menor y al verla toda esponjosa provocó muchas risas que hasta Yo, le decía pareces una peluchita Pini.



Esta es la rutina de mí querida amiga y fiel como ninguna, espero seguirles compartiendo cada una de sus historias, muy divertidas donde la Protagonista es mí querida Pinina.



Pily

22-02-2015

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